LA PREVENCIÓN COMO UNA DINÁMICA DE RELACIONES HUMANAS EN LA EMPRESA
La
gestión preventiva es más un asunto de vínculos humanos que de aspectos
normativos simplemente, ya que la norma adquiere vida cuando se cree en ella,
se respeta y se hace respetar. Podríamos decir con mucha certeza que las normas
son formas de regular la convivencia dentro de un espacio común y colectivo en
el que pasamos gran parte de nuestro tiempo, por tanto, podemos asegurar que el
éxito organizacional depende tanto de la estrategia y de las competencias de
los trabajadores, como de la calidad de las relaciones humanas en las empresas.
La
intención de la gestión preventiva es lograr el mejoramiento de la calidad de
vida de los trabajadores, obteniendo así mejores resultados. Es la promoción
del “bienestar”, tanto físico como psicológico que permite el despliegue de las
competencias y logro de los objetivos planteados por la empresa. Para lograr
esto, será necesario realizar actividades que van desde la mejora del entorno
laboral, el enriquecimiento de las funciones, la evaluación y desarrollo de las
competencias, el planteamiento de una estructura de compensaciones justa, entre
otros, tanto como acciones que vayan en la línea del fortalecimiento de las
relaciones humanas que son claves y están sustentando el resto de las
actividades, entre ellas, el trabajo colaborativo, la confianza en los demás,
los liderazgos, la comunicación, el manejo efectivo de conflictos, por nombrar
algunos.
Los
estudios de clima laboral y de clima en seguridad permiten obtener un panorama
de cuál es la percepción de los trabajadores respecto de variables que inciden
en su motivación y en la prevención respectivamente. En ambos casos, las
variables de liderazgo, comunicación y conflicto, entre otros, permiten monitorear
el estado de las relaciones humanas en la empresa y vincularlo posteriormente
con los resultados de la gestión preventiva.
En
empresas que no tienen desarrollada una cultura preventiva se dan
generalmente resistencias a los cambios
y otras dificultades en la implementación de mejoras en prevención, lo que se
explica por la existencia de desconfianzas, la desmotivación, el desinterés por
el otro, el egoísmo, el rencor, la envidia, etc… elementos presentes tanto en
supervisores como en trabajadores en mayor o menor grado, y que lógicamente
afectan las relaciones humanas.
Por
lo anterior, es lógico pensar que cuando los vínculos en la empresa están
dañados, es más difícil invitar o motivar a los trabajadores por un trabajo
mejor, seguro y de calidad. El entusiasmo es menor, así también como la
motivación, el interés por mejorar, por lograr metas, por destacarse. Es así
que cuando el clima laboral o de seguridad esta “enrarecido”, vemos menos
productividad, mayor número de errores y de conflictos, sin mencionar el desinterés
por los demás y el aumento en los incidentes, que responden a una reacción
natural del ser humano a aislarse, no colaborar y a desligarse de la norma,
debido a una actitud negativa “contra” los demás.
Si
bien la relación entre clima y desempeño es generalmente aceptada y conocida en
las empresas, las acciones para mejorar el clima y el desempeño podrían ser
mucho mejores a las que actualmente se implementan.
Si
tenemos claro que la conducta segura del trabajador está basada en actitud
preventiva, entonces comprenderemos que la actitud temeraria (que se relaciona
con conductas inseguras) surge en base a los aprendizajes que el trabajador
tiene en su experiencia y en la interpretación de las señales que se dan en el
contexto de su trabajo. Por tanto, las actitudes temerarias se configuran a
partir de negativas experiencias con la organización o empresa, y con aquella relación
que se da con sus pares, supervisores, gerencias o subordinados cual sea el
caso.
Este
último punto es clave para el establecimiento de la confianza en el otro en su rol
o cargo, y como persona. La calidad del vínculo con los demás es un aspecto
relevante para gerentes, supervisores y sobretodo prevencionistas, ya que las
acciones y argumentos de la gestión preventiva llegan verdaderamente a los
trabajadores cuando estos confían, tanto en la persona como en el sistema
(siendo este último una red vinculante de personas).
Si
entendemos que las relaciones humanas en la empresa son un conjunto de
interacciones basadas en la comunicación, entonces el mejoramiento de la
gestión preventiva estará vinculado con la calidad de la comunicación que se da
entre las personas, en el contexto laboral particular de la empresa u
organización. Esto implica dar espacio para los acuerdos, fomentar la
participación e interacción con distintos niveles, desarrollar en supervisores la
escucha activa, dar y recibir constantemente retroalimentación y aceptar o
debatir argumentos con madurez, entre
otras actividades, que evidentemente van más allá de simplemente centrarse en la
comprensión de los mensajes.
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