¿PARA QUE ESTUDIASTE?
Si
estudiaste para que al final de la carrera te contrataran en una empresa y te
pagaran el sueldo a fin de mes, porque hay que sobrevivir en esta jungla con un
sistema de tal o cual característica, lo siento… no serás feliz.
La
frustración nace cuando las expectativas que nos planteamos superan la realidad
y no se cumplen. O cuando aparecen elementos que no hemos considerado en el
análisis, como por ejemplo que las carreras más fáciles, cortas y de “buen
futuro”, serían las más atractivas y por ende las más saturadas, sin contar que esta dinámina de rentabilidad afectaría su calidad al impartirlas indiscriminadamente.
Distinto
es, por cierto, si la carrera que elegiste (o elegirás) te ayudará a
desarrollar capacidades para alcanzar una meta superior o un sueño. Distinto es
estudiar “enfermería” porque es una carrera demandada y de buena remuneración,
que estudiarla porque lo que se quiere realmente es “ayudar a los demás”. Otros
ejemplos: Estudiar Administración para continuar el negocio familiar, Nutrición
para mejorar la calidad de vida, Psicología para entender el comportamiento,
Educación para ayudar a los jóvenes a salir de la pobreza… y tu ¿para qué
estudiaste? ¿Cuál es tu propósito? con propósito se amplian las posibilidades de trabajo, sin propósito, te ciegas a las alternativas y te concentras en las opciones de una torta con cada vez más comensales.
Cuando
no existe claridad de este propósito fundamental, aparecen estas frases relacionadas
con la elección de carrera o estudios que se podrían relacionar con frustración
futura:
·
Lo elegí sólo porque
es rentable.
·
Es una carrera
corta y fácil.
·
Me dijeron que
sería una buena elección.
·
Sigo la tradición
familiar.
·
Es una carrera tradicional.
·
No le encuentro
sentido a estos ramos.
·
Lo importante sólo
es aprobar.
·
…
Pero
cuando aparecen frases como las siguientes uno podría relacionar con éxito
futuro:
·
Estudio porque me
motiva.
·
El esfuerzo vale la
pena.
·
Quiero aplicar lo
que estoy aprendiendo.
·
Quiero ser el mejor
en la clase.
·
Quiero hacer
aportes con lo que sé.
·
Seguiré estudiando
una vez finalizada esta etapa.
·
…
Lo
realmente importante es el sentido de que se quiere hacer con la vida, de
encontrar un propósito verdadero, lo que no es fácil sobretodo en una sociedad
donde pareciera que queremos todo listo, digerido, sin pensar en uno mismo y
menos en los demás. Hacer esa reflexión requiere de conocerse a sí mismo, de
contar con apoyo social y de pensar en serio acerca de que queremos ser y
porque queremos serlo. Creo que eso es lo más difícil. Eso implica madurar.
Por
lo tanto, si ya eres profesional y no eres feliz, hazte cargo… si estas en
proceso de formación, hazte cargo de tus decisiones, y si aún no entras a
estudiar, decide de manera informada y consciente de tus intereses y de las
variables del entorno.
Ciertamente
en una sociedad que no valora a sus profesionales es una sociedad enferma. Pero
también es importante que los profesionales sean agentes activos de un cambio
en lo personal y en lo social y no sean pasivos a las circunstancias, víctimas
de un sistema o cómodos espectadores que consideran sus títulos como oferta
para una demanda espontánea de trabajo (como si fuera una obligación del
sistema)
Lo
anterior pone tres asuntos sobre la mesa: la primera, proactividad requerida para
agregar valor efectivo en su desempeño esperado (enfocarse a hacer bien, pero “bien
bien”, el trabajo), la segunda la necesidad de contar con una estructura de
remuneraciones éticas acordes a las funciones desempeñadas, esfuerzos requeridos
y otras variables (cosa por lo que es válido – y necesario – luchar), y
tercero, trabajar la propia madurez que nos permita “hacernos cargo” de
nuestras decisiones y buscar, proponer alternativas a nuestro desarrollo
personal y laboral, en función de nuestras metas y sueños.
Promover
un cambio actitudinal implica modificar los pensamientos y acciones de las
personas hacia el perfeccionamiento y la felicidad. Implica recorrer un camino,
que puede ser visto desde distintas aristas, por ejemplo, desde el propio adolescente, que necesita ver
el mundo, conocer, compartir y aprender desde su capacidad y motivación; desde
los padres, que acompañan con su
experiencia y comprensión (elementos que deben trabajarse cuando no están suficientemente
desarrollados); y desde los profesores,
siendo cómplices del desarrollo de los demás y fuentes de inspiración.
Ps.
Kurt Goldman Zuloaga
Director
Santiago de Chile, Junio 2015.
Comentarios