EL PROBLEMA NO ES DE IGNORANCIA, EL PROBLEMA ES DE INMADUREZ




Todas las medidas preventivas que nosotros debemos incorporar en nuestras vidas, en época de pandemia o no, son efectivas si y sólo si creemos firmemente que ese comportamiento (medidas) son ciertas y relevantes para lograr el cometido por el cual fueron creadas. Es decir, si no creemos en el lavado de manos, no lo haremos. Si no creemos en la mascarilla, no la usaremos. Si no creemos que mantener un metro de distancia en las filas sirve de algo, no lo haremos. En otras palabras, la actitud preventiva es clave para toda gestión preventiva, porque la actitud, como predisposición aprendida, guía nuestro comportamiento desde lo más profundo de nuestra mente.


La actitud ("buena" o "mala") es aprendida, y gracias a eso podemos enseñar a nuestros hijos e hijas lo importante que es respetar a los demás, evitar los riesgos innecesarios y a comportarse acorde a directrices sin necesidad de supervisión. Este último paso es clave para transitar hacia la madurez. Pero que sea aprendida, no significa que se forme exclusivamente con datos e información, sino que se forma también a través de la experiencia, los refuerzos positivos, las figuras de autoridad, la coherencia dentro de los sistemas, entre otros.

No respetar las normas es un síntoma de varias causas. La más atribuida últimamente a cualquier comportamiento por fuera de nuestra expectativa es la ignorancia ("La gente es muy ignorante"), entendiendo que la gente no hace caso porque "desconoce del tema", y por ende, bastaría que se "instruyera" para volver al buen camino. Cierta, pero muy básica explicación.

La gente tiene comportamientos "fuera de norma" o "opuesta a la tendencia" por varias otras razones que no siempre son consideradas para el análisis, y que en general, buscan validar o mantener un patrón de conductas muchas veces inapropiado:

  • Invalidación de las razones basado en información previa de dudosa calidad ("lo que leí en redes sociales", "lo que me pasó", "lo que me dijo un amigo")
  • Llevar la contra a las autoridades que no reconoce como tales ("no me gusta el/la Ministro/a, entonces miente y por eso no le hago caso")
  • Minimizar el problema en pro de los beneficios de la conducta temeraria ("vamos a la playa, total, no pasará nada")
  • Justificar racionalmente las conductas propias ("no está mal viajar en helicóptero, ya que no interactúo con nadie") buscando una salida elegante a las normas consideradas "absurdas".
  • Locus de control externo ("Este es un problema de otros, no mío", "Mientras no me digan que no, es un sí", "mientras no me fiscalicen esta ok"

Respecto de este último punto, cuando las personas piden "cuarentena total", en realidad están diciendo (spoiler de polémica): "necesitamos que alguien nos obligue a no salir, porque si no tenemos esa obligación, entonces soy susceptible de hacer lo que me da la gana, y me da la gana salir... por eso, si salgo, no es culpa mía, es de la autoridad que no me obligó a quedarme en casa...". Ciertamente necesitamos de directrices y orientaciones, pero no de obligaciones como las que teníamos cuando niños/as.

El problema no es de ignorancia, el problema es de inmadurez. Tenemos los datos a la vista, pero no creer en ellos, no hacer caso a ellos, superponer mis intereses por el de los demás, subvalorar las medidas preventivas, entre otros, es el reflejo de un interés egoísta de aferrarse a sus propias ideas y satisfacer sus impulsos onanistas aprovechándose de las circunstancias.

Mientras tengamos una sociedad inmadura, las medidas deberán ser dirigidas por la autoridad, pero serán exitosas si todos/as las ponemos en práctica.

Comentarios

Entradas populares