Madres y padres sobrepasados... ¿quién piensa en nosotros/as en pandemia?
Acabo
de ver un par de artículos relacionados con las "ventajas" del
teletrabajo y no pude evitar escribir un par de cosas al respecto. Por un lado,
pareciera que estas declaraciones son escritas desde una perspectiva teórica y
por otro, que evidencian la poca conexión con esa realidad que viven miles de
personas, padres, madres, tutores/as, que llevan el trabajo a casa en esta
pandemia, condición de laboratorio, forzada e improvisada en la gran mayoría de
los casos.
Vamos al punto. Las ventajas que generalmente se mencionan chocan con las distintas realidades de quienes viven esta modalidad. Cierto es que en pandemia las reglas del juego cambian, pero esta es la realidad que nos toca vivir y el análisis que debemos realizar es siempre en el contexto en el cual nos encontramos, lo que genera un nuevo aprendizaje: las supuestas ventajas del teletrabajo lo son, si y sólo si, se dan un centenar de otras condiciones de base, como por ejemplo que el mundo siga su curso de manera "relativamente normal" o que las personas cuenten con condiciones adecuadas... cosa muy lejana de nuestro "hoy".
Pero vamos por partes... Las ventajas que suelen asociarse al teletrabajo son Conciliación de la vida personal y laboral, Menor estrés, Mayor flexibilidad de horarios, Reducción de gastos y Mayor productividad. Pero siempre hay otro lado de la moneda, porque no es lo mismo implementarlo de manera ordenada, profesional, por fases o etapas, que aplicarla de una vez sin preparación y escapando del contagio...
Les invito a pensar si ustedes, en su realidad cotidiana, ven estas ventajas del teletrabajo en el contexto de las cuarentenas y los toques de queda... Por mi lado, tengo suficiente argumento para pensar en que no siempre están presentes, sobre todo para quienes oficiamos además de padres/madres o tutores/as... de ahí mi pregunta ¿quién piensa en nosotros/as?
En el proceso de contención emocional muchas personas me declaran, en relación al cuidado de los hijos/as: "Mis hijos/as son chicos y no entienden de límites", "acuesto a los más grandes y la bebé queda despierta, tienen el sueño cambiado" "me genera culpa pedirle a los hermanos mayores (7-8 años) que se hagan cargo del bebé, pero si no lo hacen, no puedo trabajar" "estoy al teléfono y ellos gritan", "vivo en departamento, no puedo sacarlos al patio, no tengo", "antes mi mamá me ayudaba, pero ahora no puede salir por miedo al contagio", "no tengo cómo entretenerlos/as", "ha sido el cumpleaños más pobre de mi hija, siento mucha pena"...
Y en cuanto al estudio de los niños/as: "El colegio es tan desordenado", "no tengo apoyo de la profesora", "no puedo ayudarlos con sus guías, no las entiendo", "hago lo mejor que puedo pero no me dá", "no tengo tiempo con las cosas de la casa", "tenemos un solo computador y no puedo dejar de trabajar para pasárselo a mis hijos/as", "no tengo impresora; no tengo dinero para comprar tinta", "mi internet no es muy buena, se cae", "las tareas que mandan no aportan en nada, es muy improvisado", "están haciendo esto sólo para poder cobrar la mensualidad", "si ellos no aprenden, va a ser mi culpa"...
Hay mucha culpa en la gente. Y estrés. Y algunos rasgos depresivos...
Sumemos a lo anterior: "cuando llega mi pareja de trabajar, llega tan cansado/a que me da pena pedirle que me ayude", "vivo estresada por las noticias", "estamos mal económicamente, pero como somos clase media, nadie nos ayuda", "llevo más de 2 meses tratando que se resuelva mi registro social de hogares y no pasa nada", "voy al banco y no me dan préstamo", "no soy candidato/a para las ayudas del gobierno", "no se a quién van a despedir mañana", "no sé si tendré dinero mañana" ...
Y por último, los espacios o condiciones físicas: "a veces estoy en la pieza, o en el comedor, no tengo una oficina", "me duele la espalda, sólo tengo las sillas del comedor", "el sillón hace que mi espalda duela", "me estoy encorvando", "mis ojos me duelen", "duermo mucho menos, ya que solo puedo trabajar de noche, cuando todos duermen"...
En este contexto de pandemia, el teletrabajo no está ayudando mucho a la conciliación, el estrés crece o se mantiene, la angustia está a flor de piel y la productividad, en duda...
No es justo juzgar a las personas por aquello a podría parecernos simple de solucionar. Partamos con un poco de empatía. Podría creerse que simplemente es un tema de límites y de orden en casa, aunque en algunos casos es así. Pero sin asistencia profesional ¿cómo van a avanzar estas familias? ¿cómo vamos a salir de esto, si no sabemos siquiera cómo resolver nuestro caos interno?...
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