¿Es posible abordar la DOBLE PRESENCIA en la evaluación de los riesgos psicosociales?
¿Aplicaste
el SUSESO ISTAS 21 y te aparece EN RIESGO ALTO la dimensión DOBLE PRESENCIA? ¿No
sabes cómo abordarlo? No te preocupes, no eres el único/a…
En
nuestra experiencia implementando el protocolo, hemos visto dudas de cómo entender
y por sobre todo cómo abordar este grupo de dimensiones, pero vamos por partes…
En
palabras del propio instituto sindical del trabajo, ambiente y salud ISTAS, la
doble presencia “Es el hecho de que
recaigan sobre una misma persona la necesidad de responder a las demandas del
espacio de trabajo doméstico-familiar y a las demandas del trabajo asalariado”,
en otras palabras “estar en el trabajo con la cabeza en la casa”.
Dado
lo anterior, es evidentemente necesario que el trabajo doméstico se comparta entre
el conjunto de personas que conviven en el hogar, de modo tal que la carga de
tareas y las preocupaciones al respecto disminuyan. El problema de esta “solución”
es que, en estricto rigor, no corresponde a una acción correctiva que nazca
necesariamente del análisis de los factores presentes en el trabajo (obvio,
dado que el trabajador/a está pensando en asuntos que ocurren fuera de la
organización en la que trabaja).
Para
entender esto, revisemos las preguntas (dimensiones) de la DOBLE PRESENCIA:
Pregunta
19: “Si está ausente un día de casa, las tareas domésticas que realiza, ¿se
quedan sin hacer? (Dimensión Carga de tareas domésticas)
Pregunta
20: “Cuándo está en el trabajo, ¿piensa en las exigencias domésticas y
familiares?” (Dimensión Preocupación por
tareas domésticas)
A
simple vista parece obvio que las tareas domésticas queden sin hacer no tiene
directa relación con algún factor del trabajo que genera un riesgo psicosocial
y que pensar en las exigencias domésticas tampoco tienen dicha relación directa
con algún factor del trabajo que genera un riesgo psicosocial…
Como
vemos, pareciera ser que las preguntas están redactadas de tal forma que, cual
sea la respuesta, no habría vinculación con el trabajo, y por tanto, las
intervenciones organizacionales que podrían proponerse no tendrían sentido. En otras
palabras, si como empresa implemento un plan de intervención o medidas
correctivas, es posible que la persona siga con muchas tareas domésticas sin
realizar (¿cómo la empresa puede apoyar a
que realice las tareas domésticas?) o estas sigan teniéndolo preocupado (¿cómo intervenimos entonces la preocupación
por las tareas domésticas?)
De
acuerdo con la idea anterior, parece que no importa lo que haga como empresa,
ya que “si la persona está preocupada, seguirá
preocupada…” y esto se repetirá en cada una de las evaluaciones que
apliquemos, transformándose la DOBLE PRESENCIA en una pesadilla…
En
resumen, estas dimensiones no pueden abordarse desde las propuestas del comité
psicosocial… ¿o sí?
Propongo
volver a revisar estas preguntas y plantearnos situaciones que podrán estar
relacionadas (al menos hipotéticamente) con las causas y por lo tanto con algunas
medidas que mitiguen su efecto estresor, por ejemplo: ¿las personas se llevan trabajo a casa?, ¿Tenemos turnos extremadamente largos?,
¿La jornada de trabajo es muy extensa?, ¿La jornada laboral afecta el normal
desarrollo de la vida familiar?, ¿Conocemos realmente las rutinas familiares de
nuestros colaboradores?, ¿Hemos apoyado la co-parentalidad a través de la
educación? ¿Existen redes de apoyo social dentro de la organización?, ¿El
trabajo sobre-exige a las personas tanto que las aliena de su hogar? ¿Permite
la organización cumplir nuestros roles extra laborales?, ¿Los roles paternos o
familiares están siendo supeditados a los laborales? Etc…
Estas
preguntas dejan entrever posibles relaciones entre el trabajo y su impacto en
la calidad de vida laboral: jornada, horarios, apoyo, roles, educación, exigencias,
alienación, etc etc etc…
Insistir
en que “lo atareado o preocupado que esté
una persona respecto de sus tareas domésticas no es asunto de la organización”
es retroceder en la intención final de evaluar y controlar los riesgos
psicosociales en pro de una mejor calidad de vida laboral. Es más, si bien
parece arriesgado, proponemos cambiar el paradigma y defender el hecho de que
si podemos abordar estas dimensiones desde el comité psicosocial.
A
modo de sugerencia de intervención (y sin ánimo de crear una lista de acciones correctivas),
en el aspecto organizacional es muy importante incorporar medidas relacionadas
con la conciliación de la vida familiar, personal y laboral. Esto se puede
concretar con políticas o protocolos atingentes, lo que debe incluir al menos la
negociación del tiempo de trabajo (jornada) y su distribución.
Así
mismo, pero en otro nivel, es necesario aumentar y mejorar la infraestructura y
servicios sociales públicos, sobre todo los relacionados con atención y cuidado
de la infancia y personas dependientes.
Esta
reflexión es una invitación a leer entre líneas aquello que implica que las
personas declaren estar en una situación de riesgo, y a dejar de ser literal en
el análisis de los riesgos psicosociales, de modo que las acciones que
propongamos sean realmente efectivas.
MBA Ps. Kurt Goldman
Zuloaga
Director
Goldman Consultores
Docente
USACH
Comentarios
Mis saludos desde el sur de Chile.
Patricio Acuña
Tu artículo llegó a mis ojos en el momento perfecto para debatir este tema en las empresas que estamos desarrollando nuestros programas de promoción de salud.
Mis saludos desde el sur de Chile.
Patricio.
Mis saludos desde el sur de Chile.
Patricio Acuña