¿Cuál es la importancia de la actitud de los trabajadores frente a la prevención?



La actitud es una predisposición, una forma de ver el mundo siguiendo ciertos patrones aprendidos que regulan nuestro comportamiento. Por tanto, las conductas no serían más que la expresión de una actitud frente a un estímulo, que deja entrever aquello que la persona ha experimentado, aprendido y considerado como “cierto”. Por ejemplo, una persona que se resiste a los cambios posee ciertas creencias aprendidas (“el cambio es malo”, “no existe beneficio en el estado final”) que de alguna forma se han instalado en su mente. Estos pensamientos boicotearán sus intentos de adaptarse al cambio por la contradicción entre “lo que pienso y lo que hago”. Por otro lado, las personas que poseen pensamientos “ganadores” suelen tener más éxito o verse menos influenciados por la derrota, ya que no tienen tantos pensamientos obstaculizadores como los demás. De igual forma ocurre con la prevención, ya que una predisposición positiva a trabajar con calidad, seguir instrucciones y mantenerse dentro de las exigencias normativas, impedirá la ejecución de conductas de riesgo y por ende disminuirá la probabilidad de sufrir un accidente. Estas, entre otras razones, me hacen suponer que la verdadera gestión preventiva se logra en el plano actitudinal, cuando logramos convencernos de la seriedad e importancia de hacer bien las cosas. (Goldman K, 2015)

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