Menos horas = mejor calidad de vida laboral?
Sin embargo, la calidad de vida laboral (CVL) no es únicamente una cuestión de horas, sino también de asuntos relacionados con la carga de trabajo, el estilo de liderazgo de las jefaturas y los mecanismos que la empresa tiene para compensar los esfuerzos de las personas que la componen... asuntos varios relacionados con los famosos riesgos psicosociales a los que estamos expuestos, producto de las dinámicas organizacionales propias de la cultura en la que estamos inmersos.
Tenemos puestos los ojos en la reducción de la jornada, que es un tema lejos más complejo que otros que, en mi experiencia, podrían tener un impacto más concreto y de corto plazo para mejorar las condiciones de vida laboral. Es evidente que no estoy "inventando la rueda", pero debemos hacernos cargo de una vez (y en serio) de algunas condiciones del trabajo que afectan tanto o más la calidad de vida y que no requiere de decisiones parlamentarias, entre ellas, una asignación lógica de las cargas de trabajo, la contratación de personal idóneo para puestos de jefatura, el reconocimiento formal e informal de los esfuerzos, el mejoramiento de los entornos físicos de trabajo, el control de las condiciones inseguras, la claridad respecto de las tareas y funciones que las personas deben realizar en su trabajo, la claridad respecto de las atribuciones de los cargos, entre tantos otros...
Soy un convencido que un par de horas menos de trabajo no compensa los malos climas, los sueldos bajo mercado, la incompetencia de las jefaturas o el atropello a los derechos que los trabajadores y trabajadoras sufren en muchas empresas. Por supuesto que llegar "de día" a la casa no tiene precio, pero si vamos a llegar antes, con nudos por estrés, irritables, con úlcera y problemas para conciliar el sueño, no tiene sentido.
Debemos avanzar en todos los frentes: por un lado, apoyar las iniciativas que mejoren la CVL desde cambios normativos legales, pero también, por otro lado, promover buenas prácticas en la Gestión de Personas que no requieren el voto de Diputados y Senadores, sino de la voluntad y actitud de los líderes de nuestras organizaciones.
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