HOMOGENIZACIÓN/HETEROGENIZACIÓN
El concepto de aldea global ya está instalado en nuestras mentes. Las comunicaciones, sus medios, han favorecido en gran parte que las distancias parezcan ridículas y el tiempo no exista. La tecnología ha hecho lo suyo. Internet es uno de los ejemplos, junto a los teléfonos celulares. El concepto de aldea global viene precisamente a describir un cambio cultural importantísimo en cuanto a homogenización se refiere.
Esta tendencia a la “homogenización” de las naciones me parece una dinámica natural de equilibrio. El mundo y sus muchos países, razas, culturas, idiomas religiones y un largo etcétera de características que los definen componían hasta hace algunos años un planeta totalmente heterogéneo, cosa que hoy empieza a dejar de serlo: cada día más países comienza a adoptar idiomas universales, como el inglés, o las personas dejan de aferrarse tan tozudamente a una religión y optan por vivir una postura más ecléctica. Varias fronteras han caído, incluyendo las de la discriminación intra países.
Hace millones de años, la Tierra contenía un solo gran continente, que gracias a la dinámica interna del planeta y el movimiento de las placas tectónicas dieron origen a los continentes que actualmente conocemos. Este hecho es uno de los ejemplos que muestra como el principio entrópico empuja hacia la diversificación, distinción, heterogenización.
El “caos” producido por esta ley o principio es natural e inevitable por si mismo. Estamos condenados a vivir en un ahora que será muy distinto al mañana, desde la forma en que se comporta el planeta (de manera natural o gracias a nuestra intervención) hasta la dinámica social en que estamos inmersos. No podemos frenar esta dinámica sin más que fracasar, pero si podemos adaptarnos.
Si decimos que el cambio, el “caos” es inevitable, entonces debemos comprender que mantener estabilidad no es una tarea fácil, más bien se transforma en una acción “antinatural” que, por lo mismo, requiere de gran desgaste de las “piezas” para poder mantenerlo. No es natural detener un rio para crear una represa, por lo que se requiere de una estructura muy sólida para hacerlo. No es natural que un clavo penetre en la madera, sino que hay que golpearlo, gastar energía. No es natural detener la oscuridad de la noche o ver en ella, sin tener que “gastar” en iluminarnos.
Este gasto de energía no es gasto, es reconversión. El tiempo utilizado por los científicos no se pierde, se transforma en inventos. Así mismo los grandes avances de la era contemporánea han requerido el desgaste, aporte y colaboración de muchas personas para llegar hasta donde estamos. Y eso no es todo. Para mantener cierta “identidad” de lo que somos sin volvernos “obsoletos” debemos luchar antinaturalmente contra el caos. La moda es el gran ejemplo.
¿Qué pasa si no nos renovamos? Lo más probable es que quedemos atrás. Si un profesional decide no especializarse o perfeccionarse será olvidado. Si una empresa decide vender los mismos productos por cien años exactamente igual, seguro morirá en el intento. ¿Por qué? Porque como dice el dicho “si no te adaptas, mueres”. Así de simple.
La adaptación a los cambios es un proceso antinatural, requiere del esfuerzo de todos desde el “visionar” hasta el “hacer”. Pareciera que hago ver el proceso de cambio como un elemento amenazador. Pues si, los es. Pero la buena noticia es que depende de cuan preparados estamos nosotros para adaptarnos va a significar el éxito o fracaso de esta travesía, sin decir que además el interesante si la organización asume el desafío confiando en el capital humano del que dispone.
Lo anterior nos permite reflexionar y hacernos un auto-examen con respecto al nivel de preparación que tiene nuestro capital humano en la organización, vale decir, si las personas que ahí trabajan están suficientemente preparadas para enfrentar los procesos de cambio, lo que no exonera a la empresa de decir si su modelo de gestión le ha permitido, a través del valorar aciertos y errores, aprender a no cometer los mismos errores del pasado… o de sus vecinos.
Nuevos productos, tecnologías cada vez más avanzadas, nuevas metodologías de intervención son solo algunos ejemplos de cómo nos estamos adaptando a la vorágine actual para no obsoletarnos. La formación permanente en las empresas viene a ser otro ejemplo, donde aprovechamos las instancias posibles para que las personas se perfecciones, aprendan las nuevas tecnologías y de esta manera no sucumban al avance o agreguen más valor en sus funciones. Una secretaria con 25 años de trabajo debe por lo menos haber pasado por muchos cursos para adaptarse a los cambios tecnológicos: de la máquina de escribir al computador, del correo al mail, de la llamada telefónica a las muticonferencias programadas on line, entre otros. Aunque sin embargo y siguiendo con el ejemplo, las función de la secretaria aun sea la misma “asistir y apoyas las funciones administrativas de ejecutivos” por decir algo.
En este sentido, la formación permanente en las personas, como las dinámicas de mercado en la que las organizaciones luchan por destacarse entre sus pares mantiene su heterogenización. Productos diferenciados permite diferenciación, que es heterogenizar. Un mismo producto ofrecido por distintas empresas es homogenizar, lo que en definitiva se transforma en commodity, dándole poder al cliente en cuanto a decisión de compra, y elección de proveedor.
La competencia entre las empresas consiste en buscar la diferenciación dentro de la acelerada homogenización de productos y servicios. Cuando aparece un producto, la competencia lo copia, evitando la diferenciación excesiva y llevando, consciente o inconcientemente (apuesto a la segunda opción) a una batalla de precios.
Asi mismo, otra estrategia de las empresas es formar “holding”, ya sea comprando, fusionando empresas, creciendo, absorbiendo. Hace algunos años existían varios supermercados diferentes, hoy solo existen alrededor de cuatro (promedio). La competencia se va a generar solo entre titanes.
Con todo esto tengo una hipótesis: la onda creciente de homogenización, tanto organizacional como mundial va a ceder en algún momento. La tendencia a “ser iguales” se va a acabar. En el mundo desaparecen culturas por la onda de “civilización”. Lenguas nativas como el aymará mueren ante la “civilización”, adoptando el español como lengua madre, y no me extrañaría que luego sea el inglés el que destruya lentamente la lengua hispana. Pero no va a durar mucho, por un asunto llamado “identidad”, que le es propia a cada ciudadano y cultura o nación.
La dinámica de homogenización/heterogenización fluye igual que el yin/yan. Va a llegar un momento en que la homogenización del planeta va a conformar una aldea tan global (como lo esta empezando a hacer la comunidad europea) que los individuos de la misma van a tener la necesidad imperiosa de diferenciarse. Los grandes imperios van a ser tan inmanejables que comenzaran a atomizarse (preguntenle a carlo magno que le paso a su graaan imperio)
Esta tendencia a la “homogenización” de las naciones me parece una dinámica natural de equilibrio. El mundo y sus muchos países, razas, culturas, idiomas religiones y un largo etcétera de características que los definen componían hasta hace algunos años un planeta totalmente heterogéneo, cosa que hoy empieza a dejar de serlo: cada día más países comienza a adoptar idiomas universales, como el inglés, o las personas dejan de aferrarse tan tozudamente a una religión y optan por vivir una postura más ecléctica. Varias fronteras han caído, incluyendo las de la discriminación intra países.
Hace millones de años, la Tierra contenía un solo gran continente, que gracias a la dinámica interna del planeta y el movimiento de las placas tectónicas dieron origen a los continentes que actualmente conocemos. Este hecho es uno de los ejemplos que muestra como el principio entrópico empuja hacia la diversificación, distinción, heterogenización.
El “caos” producido por esta ley o principio es natural e inevitable por si mismo. Estamos condenados a vivir en un ahora que será muy distinto al mañana, desde la forma en que se comporta el planeta (de manera natural o gracias a nuestra intervención) hasta la dinámica social en que estamos inmersos. No podemos frenar esta dinámica sin más que fracasar, pero si podemos adaptarnos.
Si decimos que el cambio, el “caos” es inevitable, entonces debemos comprender que mantener estabilidad no es una tarea fácil, más bien se transforma en una acción “antinatural” que, por lo mismo, requiere de gran desgaste de las “piezas” para poder mantenerlo. No es natural detener un rio para crear una represa, por lo que se requiere de una estructura muy sólida para hacerlo. No es natural que un clavo penetre en la madera, sino que hay que golpearlo, gastar energía. No es natural detener la oscuridad de la noche o ver en ella, sin tener que “gastar” en iluminarnos.
Este gasto de energía no es gasto, es reconversión. El tiempo utilizado por los científicos no se pierde, se transforma en inventos. Así mismo los grandes avances de la era contemporánea han requerido el desgaste, aporte y colaboración de muchas personas para llegar hasta donde estamos. Y eso no es todo. Para mantener cierta “identidad” de lo que somos sin volvernos “obsoletos” debemos luchar antinaturalmente contra el caos. La moda es el gran ejemplo.
¿Qué pasa si no nos renovamos? Lo más probable es que quedemos atrás. Si un profesional decide no especializarse o perfeccionarse será olvidado. Si una empresa decide vender los mismos productos por cien años exactamente igual, seguro morirá en el intento. ¿Por qué? Porque como dice el dicho “si no te adaptas, mueres”. Así de simple.
La adaptación a los cambios es un proceso antinatural, requiere del esfuerzo de todos desde el “visionar” hasta el “hacer”. Pareciera que hago ver el proceso de cambio como un elemento amenazador. Pues si, los es. Pero la buena noticia es que depende de cuan preparados estamos nosotros para adaptarnos va a significar el éxito o fracaso de esta travesía, sin decir que además el interesante si la organización asume el desafío confiando en el capital humano del que dispone.
Lo anterior nos permite reflexionar y hacernos un auto-examen con respecto al nivel de preparación que tiene nuestro capital humano en la organización, vale decir, si las personas que ahí trabajan están suficientemente preparadas para enfrentar los procesos de cambio, lo que no exonera a la empresa de decir si su modelo de gestión le ha permitido, a través del valorar aciertos y errores, aprender a no cometer los mismos errores del pasado… o de sus vecinos.
Nuevos productos, tecnologías cada vez más avanzadas, nuevas metodologías de intervención son solo algunos ejemplos de cómo nos estamos adaptando a la vorágine actual para no obsoletarnos. La formación permanente en las empresas viene a ser otro ejemplo, donde aprovechamos las instancias posibles para que las personas se perfecciones, aprendan las nuevas tecnologías y de esta manera no sucumban al avance o agreguen más valor en sus funciones. Una secretaria con 25 años de trabajo debe por lo menos haber pasado por muchos cursos para adaptarse a los cambios tecnológicos: de la máquina de escribir al computador, del correo al mail, de la llamada telefónica a las muticonferencias programadas on line, entre otros. Aunque sin embargo y siguiendo con el ejemplo, las función de la secretaria aun sea la misma “asistir y apoyas las funciones administrativas de ejecutivos” por decir algo.
En este sentido, la formación permanente en las personas, como las dinámicas de mercado en la que las organizaciones luchan por destacarse entre sus pares mantiene su heterogenización. Productos diferenciados permite diferenciación, que es heterogenizar. Un mismo producto ofrecido por distintas empresas es homogenizar, lo que en definitiva se transforma en commodity, dándole poder al cliente en cuanto a decisión de compra, y elección de proveedor.
La competencia entre las empresas consiste en buscar la diferenciación dentro de la acelerada homogenización de productos y servicios. Cuando aparece un producto, la competencia lo copia, evitando la diferenciación excesiva y llevando, consciente o inconcientemente (apuesto a la segunda opción) a una batalla de precios.
Asi mismo, otra estrategia de las empresas es formar “holding”, ya sea comprando, fusionando empresas, creciendo, absorbiendo. Hace algunos años existían varios supermercados diferentes, hoy solo existen alrededor de cuatro (promedio). La competencia se va a generar solo entre titanes.
Con todo esto tengo una hipótesis: la onda creciente de homogenización, tanto organizacional como mundial va a ceder en algún momento. La tendencia a “ser iguales” se va a acabar. En el mundo desaparecen culturas por la onda de “civilización”. Lenguas nativas como el aymará mueren ante la “civilización”, adoptando el español como lengua madre, y no me extrañaría que luego sea el inglés el que destruya lentamente la lengua hispana. Pero no va a durar mucho, por un asunto llamado “identidad”, que le es propia a cada ciudadano y cultura o nación.
La dinámica de homogenización/heterogenización fluye igual que el yin/yan. Va a llegar un momento en que la homogenización del planeta va a conformar una aldea tan global (como lo esta empezando a hacer la comunidad europea) que los individuos de la misma van a tener la necesidad imperiosa de diferenciarse. Los grandes imperios van a ser tan inmanejables que comenzaran a atomizarse (preguntenle a carlo magno que le paso a su graaan imperio)
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