LO INVITO A COMER CARNE EN SEMANA SANTA
Hace algún tiempo que di un paso al lado y no profeso tan fervorosamente la religión católica como antes. Debo reconocer que fui acólito, monitor de niños, hice mi primera comunión y me confirmé debidamente instruccionado en la santa Fé. Pero hoy no voy voluntariamente a misa, ni repito alienado rezos.
Respeto dichas prácticas, aunque no puedo dejar de analizar cada manifestación cultural religiosa, como por ejemplo las manifestaciones emocionales de las personas en los oficios, o los símbolos y la representación concepto-emocional que la gente hace de ellos, así también, y principalmente, la obediencia que la gente hace a los preceptos de la iglesia o secta adscrita. Porque hay algunas que en su concepción más básica carecen de sentido lógico, o quizás teniéndolo la gente lo asimila sin absolutamente ningún reparo.
Por esto es que lo invito a comer carne un viernes santo. Apuesto mil a uno que solo el título de esta nota debe haber incomodado a todo lector de mi blog, y para algunos debo ser condenado solo por insinuar tan descabellada invitación, pero antes de seguir formándose un juicio lo invito a reflexionar acerca del mismo.
El acto de comer es un acto social, invita a la reunión, a la saciedad del hambre sustituyendo sensaciones desagradables por placenteras, lo que genera una asociación psicológica entre placer y reunión. Reunirse frente a una parrilla, una asado, familia y amigos es símbolo de fiesta, de celebración y de alegría. De hecho, un placer. Antiguamente era igual: los matrimonios se celebraban con el consumo de corderos y vacunos, lo que configuró a través del tiempo que realizar este tipo de reuniones y comidas tiene un significado de felicidad, riqueza, bonanza.
Dado que la muerte de Jesús implica un tiempo de recogimiento y respeto, de meditación y oración, es que la iglesia aconseja comportarse de una manera acorde a este evento, o bien dicho a la significancia del mismo. Comer carne, en el sentido psicológico que representa y he expuesto, no guarda relación efectiva con lo anterior. Vale decir, que como la carne representa la felicidad, alegría y FIESTA, (y lujuria en un sentido más carnal, valga la redundancia), por ello no debiera, un buen católico comer carne, para privarse en parte de este PLACER y hacer un pequeño sacrificio en recuerdo del Dios que se entregó a la muerte por nosotros.
Pero que hace el católico promedio, ese que es bien hipócrita: no come carne, pero se come un SUCULENTO MARISCAL, o se reúne a comer HUMITAS, o PASTEL DE CHOCLO, O SE VA A LA PLAYA… ¿Es eso recogimiento? ¿Es eso una muestra de respeto por el viernes santo?...
Un gran personaje, profesor de Religión y estudioso de la iglesia nos realizó un comentario que me marcó hasta hoy: “lo central no esta en el acto de comer carne, sino en como vivimos ese día. Es decir, cuestionarnos que vamos a hacer por Jesús este fin de semana. Podemos pasarla bien con nuestros amigos, comer algo rico, pero ofrecer algo a Dios, ya sea compartir con un necesitado, ayudar de corazón a los enfermos o simplemente tomar un café sin azúcar, en solitario y pensar que este es un sacrificio, que por pequeño que sea, es entregado voluntariamente y con verdadero recogimiento, lo que sería mucho más valedero que reemplazar carne por deliciosos y caros platos alternativos”. Sin soltar esta idea quiero nombrar otra: “no es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de ella, porque del corazón proviene”.
Mi invitación es metafórica, NO NOS PREOCUPEMOS DE LA FORMA, SINO DEL FONDO, de las intenciones, del sentido que le damos a nuestros actos y como ello se condice con nuestra fe. Respetemos las tradiciones, pero con el verdadero sentido que le merecen, para que no transformemos la tradición en un juego o la religión en algo sin importancia… si es que realmente a usted le importa. Vayamos y hagamos buenos actos, reconciliémonos con nuestras familias, llamemos a ese amigo que teníamos medio olvidado, ayudemos en casa, tendamos una mano a quien lo solicita, olvidemos rencores, SON TANTAS LAS COSAS QUE PODEMOS HACER DE VERDAD… es una lastima que solo nos preocupemos de cambiar el menú.
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