CULTURA

Las manifestaciones culturales ante la muerte son muy diversas, tanto que se pueden enumerar desde los estados depresivos mas intensos, dolor y recogimiento serio, hasta la fiesta, algarabía y felicidad por la muerte de un ser querido. Esta relación conducta – tradición es lo que en general configura la cultura de los pueblos, aunque me da la impresión que cada día que pasa nos vamos olvidando de los sentidos últimos o de las razones primeras por la que nace y se hace patente un comportamiento que luego pasa a ser cultural. Por ejemplo, antiguamente ir al colegio era solo el privilegio de algunos, hasta que se hizo obligatoria la educación básica. Hoy es parte de la cultura mandar a los hijos al colegio POR QUE SI, y es claro que si preguntamos, más de alguien no sabrá la razón del porque los niños van al colegio. Para ello vale decir que la integración de los niños al sistema escolar es un acto inconsciente.

La cultura es entonces a mi entender como la integración inconsciente de un comportamiento colectivo aprobado, en general, porque es beneficioso a la evaluación subjetiva de la masa, y por lo mismo poco cuestionado. La cultura no esta en ningún papel, ni declaración de visión, misión o estrategia. Esta en la mente de las personas. Se configura a través de la consolidación y aceptación de conductas en el tiempo, bajo la premisa de la cómplice dualidad entre cuerpo y mente, o conducta y conocimiento. En términos técnicos es decir como si nos volviéramos inconscientemente competentes en manifestar la tradición en el quehacer, y cuestionar lo que se desvía de ello.

La cultura y las tradiciones nos conducen en parte como software de comportamiento mecánico sobre el cual tenemos poca o ninguna influencia. Los intentos de cambio cultural son escasos porque significan modificar la raíz del comportamiento de un sistema (nación, pueblo, organización, empresa, etc.) implicado desplegar grandes esfuerzos para alcanzar estados deseados.

Modificar la cultura requiere no solo un análisis experto y profundo acerca de las manifestaciones, comportamientos, conductas y emociones ligadas a ellas que dan sentido a la realidad de quien la vive. Es similar al estudio de los genes para explicar o intentar modificar una enfermedad o sus manifestaciones.

La cultura entrega identidad, realidad y orden a la persona. Lo que no significa que sus actos o consecuencias sean éticamente correctas, dado porque la valoración de los actos se justifica desde el interior del sistema (un extranjero valora de otra forma las costumbres de un país, por ejemplo).

Siguiendo en la línea de otra de mis notas llamada “homogenización/ heterogenización” también publicada en este blog, se puede explicar el porque las personas asimilan sus comportamientos a la cultura de la organización en la que se sumergen. La llegada de sistemas menores (personas) con características propias (intereses, motivaciones, ideales, modos de ver el mundo, etc.) a sistemas mayores (una empresa) genera una dinámica de heterogenización en el sistema, divergencia de opiniones, nuevas alternativas u opciones de pensamiento, conocimientos frescos y novedosos entre otros, lo que genera un ruido que, por un lado, podría ser beneficioso para la adaptación constante del sistema al medio, así como podría generar rechazo o resistencia dado porque “lo nuevo” es contrario a lo “tradicional” que por mucho tiempo le ha dado estabilidad e identidad al sistema mayor. La experiencia nos indica que en general cuando un sistema ve que nuevos elementos son amenazantes a la cultura, estos elementos son expulsados o reposicionados, aunque como hablamos de personas, es probable de que esta última vaya adaptando su forma de ser a las características del sistema mayor, por los beneficios que genera el “pertenecer” a algo, entre otras cosas. Lo que me recuerda haber escuchado a alguien decir, con mucha certeza que “el ser humano es un animal de costumbre”.

¿Es malo ser animal de costumbre? No, es natural. Es malo cuando las acciones tanto sociales como personales de esta costumbre nos daña, siendo responsabilidad nuestra darnos cuenta cuando nos pasa y también decirlo a alguien cuando cambia para mal, dado que el sistema no es capaz de hacerse una “introspección” objetiva. Veamos un ejemplo: la evaluación que nosotros teníamos (o seguimos teniendo) de los servicios públicos es de ineficiencia, malos tratos, desidia, entre otros, lo que nos hacia una idea de que el “empleado público” estaba sumergido en esta cultura mediocre. Cuando un joven prometedor llegaba al sistema público era influenciado e inundado por el sistema de tal manera que sus conductas se modifican logrando un comportamiento ajustado a lo normal. Gracias a Dios que hoy esto esta cambiando.

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